domingo, 28 de diciembre de 2014
CAPITULO 38
—¿Dónde está Paula? —preguntó tan pronto entró en la habitación.
Gonzales estaba sentado en la mesa de conferencias, solo, hojeando el periódico.
—Dijo que estaba muerta de hambre y se fue a por algo de comer.
—Está bien. —Había olvidado que no habían tomado nada desde el postre de la noche anterior en Rooney's—. ¿Quieres un sándwich?
—No. —Pasó otra página.
Con una mueca debido al cansancio, Pedro se sentó a la mesa.
—¿Y qué piensas de todo esto?
—No quieres saberlo, Pedro.
—Hum, venga. Te pido que hables ahora o calles para siempre, Tomas.
—Muy bien. —El abogado cerró el periódico—. Uno, te acuestas con una conocida ladrona. Dos, si la tablilla que encontrasteis hubiera sido la auténtica, estarías arrestado por fraude a la compañía de seguros. Tres, has dejado que Dante vaya a la cárcel sin pestañear. Cuatro, no creo que haya cometido dos, casi tres, asesinatos por una tablilla de piedra. Así que, quinto y último, ¿para qué cometer homicidios múltiples?
—Dante tiene algo que ver con esto.
—¿Lo bastante como para dejar que le metan en la cárcel? Joder, como sólo hace diez años que le conoces, ¿por qué no deshacerte de él a instancias de alguien a quien conoces hace menos de una semana y a quien hasta has pillado allanando tu propiedad en dos ocasiones?
«¿De verdad hacía menos de una semana?» Tomar decisiones jamás había supuesto un problema para él, pero Dios…
—Si Dante no ha tenido nada que ver en esto, me ocuparé de que tu bufete le represente. Pero, francamente, Tomas, ¿quién crees que es más probable que mienta?
Gonzales le fulminó con la mirada, luego se levantó para sacar una botella de agua de la nevera.
—¡Mierda! Entre tú y yo, creo que Chaves no estaría aquí de haberlo hecho. Y no intentaría colgárselo a otro.
—¡Eh! Me apuesto algo a que eso ha dolido. —A pesar de la broma, Pedro se sentía en cierto modo agradecido. No quería ni imaginar lo que diría Gonzales si supiera las sospechas que Pau abrigaba con respecto al abogado.
—No tienes ni idea. —Tomando un trago de agua, el letrado se dirigió hacia la puerta—. Voy a bajar y a encargarme de que Dante tenga una representación adecuada. En cualquier caso, a la larga nos dará buena imagen. Alguien tiene que mantener tu popularidad con los medios y con la comunidad local.
Pedro se unió a él mientras recorría el pasillo.
—Prefiero no hacer ningún comentario sobre eso. Pero, si tal y como sospecho,lo hizo, más le vale quedarse en la cárcel por su propia seguridad.
Chaves se detuvo de nuevo en la puerta principal.
—Muy bien, una pregunta más.
—¿Sí?
—Chaves y tú. ¿Va en serio?
—No lo sé. —Parte de él no quería pensar en ello. Pau estaba allí, y él disfrutaba de su compañía. Tal como había señalado Tomas, se conocían desde hacía menos de una semana. Haría falta más de una semana para comprender aquello… para comprenderla a ella.
—Esto no pinta bien —respondió Gonzales con un tono exageradamente lánguido—. ¿Por qué no venís los dos a cenar esta noche?
Pedro sonrió antes de poder contenerse.
—¿Me tomas el pelo?
—No. Le hablé a Cata de ella… no di detalles, no te preocupes, y sugirió que vinierais a cenar. Pollo a la parmesana, seguramente, o algo así. ¿A las siete?
—Claro. ¿Por qué no?
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buenísimo,seguí subiendo!!!
ResponderEliminarMuy buenos capítulos!! Cuánta intriga!!
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